El meteorito cayó un poco más allá, pero nos impactó a todos. El cráter es profundo. El estruendo nos remece y reflexionamos sobre su trayectoria: las familias silenciosas, la soledad de los jóvenes, la tolerancia a las drogas, la judicialización en la educación, los proyectos educativos, el periodista que perdió el rumbo, nuestra sociedad segregada y nos angustiamos. Miramos a nuestros hijos, pensamos en nuestro colegio y surgen las preguntas, ¿venderán droga?, ¿existe un protocolo para algo así?, ¿se hace prevención?, ¿tendrá buenos amigos?, ¿sufrirá de maltrato?, ¿hay psicólogo?, y nuestros aparatos electrónicos se llenan de propuestas: reuniones de camaradería, charlas, talleres de prevención, paseos, etc. No queremos otro cráter: claramente hay muchos puntos de su trayectoria en que podemos intervenir, partiendo por nuestro hogar.
En los colegios, la formación integral del sujeto busca su bienestar biopsicosocial, por lo que se trabajan esos aspectos de manera transversal en la malla curricular y en particular por el comité de convivencia escolar, que también integra a los padres. En el nuestro, dicho comité ha organizado en el último año actividades para los padres como la Capacitación en Prevención de Drogas y Alcohol (Clínica Alfa), Obra teatral Plan X (Bullyng). Una vez por mes, a las 8:30 horas se realiza el Café Rencontre, “diálogos para educar juntos”, espacio creado para analizar temas diversos con los apoderados. También redactan y publican en la web nuestro reglamento interno y sus protocolos, para que estén al alcance de todos y los apoderados podamos opinar a través de los consejos del colegio.
Quizás no supimos de estas actividades o nuestro trabajo no nos deja tiempo, pero como centro general de padres queremos expresarles que estos temas son una preocupación constante en nuestra comunidad y que pueden contar con nosotros para canalizar sus inquietudes o las iniciativas que deseen.